Lo que solo se oye desde dentro
No todo lo verdadero suena fuerte.
Hay verdades que sólo susurran.
Pero para oírlas, hay que bajar el volumen del mundo,
y aprender a estar quieto.
Ahí, en esa quietud sin nombre,
hay voces que no vienen de afuera
ni de lo que piensas…
sino de lo que eres.
No te hablan.
Te revelan.