Pensar sin palabras
A veces los pensamientos no necesitan decirse.
Sólo necesitan espacio.
Como el fuego que no pide aire, pero arde más cuando lo tiene.
Así son las ideas profundas:
no se oyen, se sienten.
En la calma sin forma, el pensamiento se vuelve flujo,
y tú, cauce.
Pensar sin palabras es recordar lo que somos antes de hablar:
conciencia desnuda, sin pronombres.