Ser sin testigos
Hay un instante en que dejas de ser para otros
y comienzas a ser para ti.
No hay miradas.
No hay roles.
No hay máscara que cumplir.
Solo tú.
Solo el hecho de estar siendo, sin necesidad de justificarte.
Allí, sin testigos, ocurre algo inmenso:
no desapareces…
apareces.