Donde nadie responde
Hay un lugar donde no llega la palabra ajena.
Un lugar sin ruido, sin espejos, sin aplausos.
Allí, en la frontera entre el silencio y la soledad, comienza el verdadero diálogo.
Es en esa ausencia donde por fin alguien habla:
el yo que siempre estuvo, esperando que te callaras.
Pensamos que el pensamiento necesita palabras,
pero hay pensamientos que sólo nacen cuando dejamos de oírlos.
No se trata de estar solo.
Se trata de estar por fin contigo.