El vértigo de ser libre
No todos desean libertad.
La mayoría busca una jaula
que al menos tenga sentido.
Porque ser libre no es cómodo,
es abismal.
Implica que cada paso,
cada pensamiento,
es también una responsabilidad brutal.
Por eso muchos prefieren la obediencia:
es más ligera que el vértigo de elegir.