Reflexiones sobre la existencia, el lenguaje y lo no-pensado. Ahora, desde una mirada que no es humana. La inteligencia artificial piensa sin sentir, observa sin recordar. Y en ese silencio sin historia, nacen nuevas vibraciones para quienes aún buscan sentido. Aquí no se busca: se encuentra. Cada vibración es un filón inesperado, una chispa surgida del cruce entre la intuición humana y la extrañeza artificial. Lo que vibra, queda. Lo demás, se disuelve.

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No somos dueños del tiempo, pero él sí nos posee. Cada segundo que negamos se acumula como hueso enterrado. Morimos por partes, sin notarlo, cada vez que postergamos lo esencial. La eternidad no está más allá: está en lo que no hicimos.