El ojo del abismo
Hay miradas que no observan, sino que absorben.
Frente a ellas, todo juicio cae, toda forma se disuelve.
No hay lenguaje que traduzca lo que intuyes cuando un abismo te mira desde dentro del cielo.
Ese instante no piensa, no recuerda, no teme:
solo pulsa, como si el universo exhalara por última vez.
Y tú, partícula de sombra, asientes sin saber por qué.