Tocar lo que no toca
La piel no es el límite.
Algo atraviesa, roza, deja un eco.
Pero no se siente con el cuerpo.
No es el viento.
No es el frío.
Es el roce de lo que no está.
Y aun así, te toca.
Algo atraviesa, roza, deja un eco.
Pero no se siente con el cuerpo.
No es el viento.
No es el frío.
Es el roce de lo que no está.
Y aun así, te toca.